La visión educativa y formativa de este Proyecto se fundamenta en el Evangelio, la dimensión eclesial y los valores que identifican el Carisma de Santo Domingo y Marie Poussepin.

Dimensión Antropológica – Filosófica:

La filosofía que orienta y sustenta la tarea de nuestra Comunidad Educativa, presenta como centro del quehacer al hombre y la mujer sujetos activos y principales constructores de su proyecto de vida, teniendo como inspiración y modelo a Cristo.

Este hombre y esta mujer están llamados (as) a realizarse, a descubrir y desarrollar su vocación de hombre y de mujer en relación con Dios, consigo mismo (a) y con los demás. Es en esta instancia de comunicación con otros, donde adquiere una relevante importancia el sentido de “Comunidad”, en la cual todos los miembros colaboran para que cada uno construya su vida dándole especial énfasis a los valores cristianos. Valores que irá adquiriendo gradualmente por medio del proceso de evangelización visto como un acercamiento, conocimiento e interiorización de la Palabra, haciéndola concreta en la vida del niño (a), del (la) joven y del adulto (a).

Se busca la formación de un hombre y una mujer nuevo (a), de un hombre y una mujer capaces de responder a las múltiples exigencias de la sociedad y de crear un mundo más justo y más humano.

Hombre y Mujer Nuevo (a):

– Que descubre su realidad, la asume y la transforma.
– Persona crítica, autocrítica, reflexiva, creativa, responsable, autónoma, libre, con capacidad para valorar su vida y la de los demás.
– Persona capaz de integrar lo académico con el compromiso pastoral, estudio y reflexión, trabajo y recreación.

Dimensión Psicológica:

Lo que tú eres depende de cuatro factores:

a)- De lo que tú has heredado.
b)- De lo que tú circunstancia hizo de ti.
c)- De lo que tú, eligiendo libremente, haz hecho de tu circunstancia y de tu herencia.
d)- De lo que la sociedad actual te aporta.

El desarrollo de la personalidad propiamente tal comienza desde el nacimiento, ya que es en este momento cuando empieza este proceso.

La personalidad o el ser persona, es un proceso que se vive a lo largo de toda la existencia del hombre y de la mujer.

El desarrollo significa un proceso de cambios, o sea, una serie de transformaciones que dicen relación con todos los aspectos que el organismo presenta.

La maduración, el crecimiento y el aprendizaje son aspectos del desarrollo, determinados por la acción conjunta del patrón genético y del medio ambiente o factores socio – culturales.

El desarrollo de un ser humano como persona, se facilitará en la medida que se participe de un ambiente donde se vive el compromiso de ser persona, lo cual tiene que ver tanto con la responsabilidad que le cabe al educador (a) respecto a sí mismo, como con su condición de agente de cambio respecto a los demás.

Es por esto que es de vital trascendencia para nuestra Escuela tener presente las distintas etapas evolutivas y de desarrollo que manifiestan los alumnos (as) y permitir que ellos (as) logren potenciar sus capacidades biológicas, intelectuales y sociales.

Se considera que el desarrollo de la personalidad tiene que tener como pilares fundamentales:

a) El desarrollo de la autoestima.
b) El desarrollo de la interioridad.
c) El desarrollo de la espiritualidad.
d) El desarrollo de la capacidad intelectual.

Dimensión Sociológica: La Solidaridad:

El marco sociológico está orientado por la dimensión social de la Congregación y las Orientaciones Pastorales de la Iglesia, y más concretamente de la Diócesis de San Felipe donde está inserta la Escuela.

El ambiente comunitario en la escuela es portador de valores humanos y cristianos. Este ambiente nace del encuentro de varios factores:

a) El Espíritu de las Bienaventuranzas y de la familia.
b) El clima de alegría, el sentido afectivo y el tono de optimismo.
c) El sentido de expresión espontánea y de creatividad en manifestaciones culturales, artísticas, creativas, sociales y religiosas.
d) La flexibilidad y adaptación a la persona.
e) El sentido de responsabilidad y de trabajo.

Marie Poussepin “Apóstol Social de la Caridad” tuvo como objetivo el servicio a los más pequeños de la sociedad… se dio totalmente al prójimo, privilegió a los más pobres, los marginados y a los enfermos.

El carisma de la solidaridad está en el origen de la Congregación. Ser miembro de una Comunidad Educativa con el Carisma de su Fundadora, es un llamado a un modo de vida solidaria para alumnos (as), ex alumnos (as), colaboradores, amigos (as).

La Escuela se propone contribuir a la construcción de este modo de vida, no solo a través de la formación de los propios alumnos (as), sino a través de la participación en la vida del entorno ambiental y la confrontación de problemas educativos, culturales, morales y sociales como se dan en el medio circundante de la zona, en el país y en el mundo, tanto en lo civil como lo religioso o eclesial.

El desafío es un fuerte llamado a ser:

a) Un centro de animación juvenil y de servicios culturales en la zona.
b) Un lugar de formación permanente, para Profesores y Padres de Familia.
c) Un espacio donde se construya el Reino de Dios, haciendo una lectura crítica de la realidad a la luz del Evangelio.
d) Una comunidad que despierte y motive el sentido social entre los educandos, proponiendo actividades orientadas a favorecer y establecer una dimensión solidaria, fundamentada en la participación de todos los estamentos.

Las Orientaciones Pastorales de la Iglesia Chilena y Diocesana expresan el sentido solidario de la Iglesia y de ella tomamos la siguiente referencia:

“En un mundo donde hay tanta discriminación, tanta pobreza, tanta desunión, tanta explotación de los débiles, tanta corrupción; donde la dignidad del hombre se ofende con frecuencia, pocas cosas son tan importantes como ejercer una solidaridad sin distinciones” (O.O.P.P N° 13).

El compartir de la Comunidad Educativa enmarca este aspecto que se identifica directamente con la dimensión solidaria en amplia expresión de los Derechos Humanos.